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Hiperpaternidad: cómo criar hijos de cristal



De sobra se ha dicho que la crianza de los niños es una de las tareas más difíciles y más satisfactorias del mundo, y aquella para la cual podemos sentir que estamos menos preparados como padres.


En los años 70´s, 80´s y 90´s nuestros padres tampoco estaban del todo preparados para desempeñar esta delicada tarea de la crianza, aunque cabe decir que las circunstancias de las familias eran diferentes en su condición y dinámica.


Especialmente durante los últimos veinte años se han dado notorios cambios en las familias a tal grado que los hijos se han convertido en la cabeza del hogar, cosa que antes no era así.


Este fenómeno es definido cómo hiperpaternidad, según la periodista y escritora Eva Millet.


¿Qué es la hiperpaternidad?


La hiperpaternidad es el cuidado excesivo de los hijos, surge del miedo a verlos sufrir, y del deseo de tener hijos perfectos.


Desde padres pidiendo permiso a los hijos para llevarlos a dormir, darles de comer o hacer sus tareas y deberes, hasta padres presionando a sus hijos para posar cómo celebridades para instagram, bailar el nuevo hit en tiktok, o hacer algo gracioso para subirlo a facebook.


Este modelo de crianza está produciendo hijos con escasa autosuficiencia al llegar a la vida adulta, sin hábitos adquiridos que les ayuden a atravesar la adolescencia, y con una sensación de ser seres intocables.


“Ellos no se sienten capaces de llevar a cabo lo que se proponen pero, como quieren que se haga, exigen a su entorno que resuelva el problema. Y los padres, que llevan toda una vida complaciéndolos, pasarán también por este aro”, dice María Solano en la revista Hacer Familia.


Hablemos de causas y consecuencias de la hiperpaternidad:


Primero consideremos las siguientes 10 causas:


1.- Si se fue un hijo sobreprotegido es muy probable que se repita el patrón.

2.- Si se tuvo falta de expresiones de cariño se tenderá a ir al otro extremo.

3.- Abuelos que educan a los hijos porque los padres estuvieron muy ocupados.

4.- Si fuiste hijo único posiblemente se tienda a la sobreprotección.

5.- Padres con sentimiento de culpa que buscaban compensar con mimos su ausencia.

6.- Hijos con padres divorciados o separados que compiten para ganarse al hijo.

7.- Los hijos se exhiben como un signo de status social buscando logros continuos.

8.- Si se tiene un hijo con una deficiencia o enfermedad se le sobreprotege.

9.- Los temores propios y conflictos no resueltos que producen ansiedad.

10.- El no entender que los hijos tienen su propio ritmo de crecimiento.


Ahora veamos 10 consecuencias:


1.- Una muy baja o nula tolerancia a la frustración, iracundos y ofensivos.

2.- Se están produciendo “niños altar” a los cuales se les rinde servicio.

3.- Hijos que no saben defenderse por sí mismos, temerosos e inseguros.

4.- No tienen autonomía porque se les da todo hecho.

5.- Altos niveles de estrés y ansiedad por las altas exigencias.

6.- Falta de empatía hacia los demás, el egoísmo impera, visión “yoísta”,

7.- No se hacen responsables porque los padres los sacan de sus problemas.

8.- No quieren sufrir las consecuencias de sus actos y se saltarán las normas.

9.- Desafiantes a la autoridad de sus padres, a las autoridades civiles y a las de la iglesia.

10.- Estimulación precoz sometidos a agendas llenas todos los días.


Ahora, ¿Cómo saber si soy un hiperpadre?


1.- Usualmente yo hago las tareas y responsabilidades de mi hijo.

2.- Cuando alguien le pregunta algo directamente, contesto yo.

3.- Intervengo siempre que mi hijo está en problemas.

4.- Siento que todo lo que le sucede a mi hijo es mi culpa.

5.- Oculto los errores de mi hijo para no sentir vergüenza.

6.- Usualmente yo manejo la agenda de mi hijo, y tomo sus decisiones.


El problema es serio y complejo, pero mucho podemos hacer para revertir esta situación.


Aunque queremos que nuestros hijos no sufran, o que cumplan todos nuestros estándares, lo peor que podemos hacer por ellos, es quitarles la responsabilidad y tratar de controlar su vida.


Cómo padres, tenemos que aprender el equilibrio entre darles libertad, y establecer límites sanos.


Tenemos que marcarles el camino, y dejar que aprendan de sus errores.


Solamente así, nuestros hijos serán adultos valientes e independientes.


Una palabras finales


Ser padre es una tarea complicada, por eso en VenSer siempre será un gusto contribuir a que tengan una vida familiar fuerte y saludable.


Dios te ha bendecido con tus hijos, permite que El transforme tu vida y la de tu familia.


Les agradezco su tiempo desde el corazón de un padre imperfecto viviendo la gracia de Dios para seguir en esta aventura de la formación de nuestros hijos: Porque nunca dejas de ser padre.

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